sábado, 6 de diciembre de 2008

A MI MADRE

Tu vientre fue mi hogar,
de tu cuerpo he sido parte,
tu comida era tuya y mía,
en tu vientre me protegías.
Calor me proporcionabas;
¡en ti mi refugio estaba!.

Después de darme a luz
seguiste siendo todo, sólo tú...
luego de esos nueve meses dentro tuyo
me trajiste a este impaciente mundo,
en el cual emergió este llanto
que aún consuelan tus brazos.

Ahora es buen momento
de decirte gracias
por darme tu alimento,
por cuidarme desde niño.
por todas tus caricias
y tolerar mis caprichos,

Sé que te irás,
por siempre no vivirás,
pero el día de tu partida
quiero que estés tranquila
que estaré listo para la vida.